jueves, 20 de diciembre de 2012

En algún momento de mi vida caí en la adicción de los videojuegos, creo que como todos, ¿no? Comenzó una tarde cuando regresaba a casa y encontré una consola de Super Nintendo en mi cuarto: el regalo navideño atrasado de mi papá.

Lo curioso de mi adicción por el juego es que mi papá también se quedaba jugando conmigo. Recuerdo un momento en que nos quedamos hasta la medianoche (yo era un niño de 10 años y esa hora era desconocida para mí, salvo en noche buena), mi mamá tuvo que levantarse y decirnos que apaguemos el juego. Fue muy divertido porque en realidad ambos somos muy competitivos y no nos gusta perder y entonces ya se imaginaran.

Había un juego en especial, no recuerdo el nombre, pero era parte de un cassette de varios juegos en el antiguo Millenium 1000, la segunda consola que tuve. Era un juego de guerra con tanques que se podía jugar entre dos, por lo que yo con mi papá nos poniamos a jugar.

El otro juego que nos unía como si fueramos dos niños que se juntan en casa y su mundo se convierte en un televisor de 14 pulgadas era "Top Gear" en la consola de Super Nintendo. Un juego de carreras. Ahí ya no jugabamos en equipo, competiamos el uno con el otro.

Fue una etapa muy linda que acabo quizás por azar del destino. El disco de lectura de mi primera consola se rayó y ya no podía jugar. Luego me compraron la segunda y los cables terminaron desgastándose. Luego vendrían las consolas de los Play Station: 1 y 2.

He jugado Play Station 3, pero no tengo una consola propia. Por una parte porque ahora priorizó comprar cosas un poco más importantes. Pero, aunque mi generación debería ser el Play Station, no tuve una adicción marcada con esta consola.

Quizás lo más extremo que hice teniendo mi consola de PS 1 es levantarme en la madrugada a golpe de 5 de la mañana y quedarme jugando hasta la hora del desayuno (8:00 am apróx.). Como casi todas mis consolas, mi PS 1 terminó con un desgaste en el cable de conexión con el televisor. Luego vino el PS 2, mi última consola hasta ahora.

Hasta ahora sigue funcionando y mis primos le dan un mejor uso que yo, ya que no tengo tiempo para jugar.

Mi última mini adicción, porque ya no tengo las adicciones de antes, los juegos de PC. Actualmente cada vez que estoy aburrido o no tengo nada que hacer me pongo a jugar en la laptop. Aunque a los 10 minutos me vuelvo a aburrir y debo buscar otra distracción.

Las adicciones a los videojuegos fue una etapa linda de mi vida.

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